El dinero que aportes a tu plan con Finizens estará invertido de forma diversificada en fondos índice. Estos fondos invierten, a su vez, en una diversidad de bonos, acciones y bienes reales, como bienes raíces.
Esto es así porque a lo largo del tiempo se ha observado que es muy difícil identificar fondos de gestión “activa” (recordemos que son fondos en los que se gestionan las carteras de una forma más subjetiva a discreción del gestor) que obtengan mejores rentabilidades que las medias de sus categorías. Esto se debe, entre otros, a las altas comisiones que se cargan a esta tipología de fondos de inversión además de no seguir un proceso de inversión sistemático.
En la práctica si existen gestores de gestión activa que alcanzan un exceso de rentabilidad consistente y a largo plazo en relación a la media de su categoría, pero la probabilidad de identificarlos e invertir en un momento correcto es demasiado baja. Por otro lado, invirtiendo en los promedios del mercado (es decir en fondos de gestión pasiva que replican índices), los inversores tienen mayores probabilidades de obtener rentabilidades más elevadas a largo plazo.
Por estas razones, Finizens ofrece solo instrumentos financieros de gestión “pasiva”, que replican la evolución de los diversos índices de referencia: los fondos índices. Se han elegido estos vehículos de inversión porque combinan ciertos aspectos que consideramos esenciales: bajas comisiones, elevado tamaño en términos de activos gestionados (“AUM”) y tracking error prácticamente cero, entre otros aspectos.
Una vez identificados los fondos de inversión al utilizar, las carteras se construyen de forma muy diversificada entre los distintos mercados ya que, para un mismo nivel de rentabilidad, las carteras más diversificadas suelen tener menos riesgo que invertir en un sólo activo o en un número menor de ellos.
Las carteras contienen acciones de Estados Unidos, Europa, Japón y Mercados Emergentes, en bonos de Europa y de Estados Unidos y por último, en bienes reales globales que son los bienes raíces. La proporción de estos activos variará en relación al nivel de riesgo de cada cliente.
Esto es así debido a que las carteras con mayor nivel de riesgo suelen presentar una proporción más alta de las clases de activos que en el pasado han sido más volátiles, como son por ejemplo las acciones y activos reales, y una menor proporción de bonos. A nivel global, las carteras caracterizados por mayor riesgo históricamente han generado también una mayor rentabilidad.